Según los conocimientos, competencia y posición de que gozan, los fieles tienen el derecho e incluso a veces el deber de manifestar a los Pastores su opinión sobre cuestiones que pertenecen al bien de la Iglesia, y también tienen derecho a hacer conocer su opinión a los demás fieles cristianos , con el debido respeto a la integridad de la fe y la moral y a la reverencia hacia sus pastores, y con la consideración por el bien común y la dignidad de las personas. [CIC, Codex Iuris Canonicus (1983), Can. 212, § 3.]

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Dinero, justicia social y tranzas del Arzobispo de Tijuana


De acuerdo a las reformas estructurales que se han aprobado por el gobierno mexicano este 2014, las A.R., conocidas dentro del marco legal como las asociaciones religiosas tienen la obligación de declarar sus ingresos al fisco al igual que el resto de los mexicanos, esto en materia de la reforma hacendaria. Tal mecanismo tiene la finalidad, entre otras, el inhibir el lavado de dinero y asentar las bases para  controlar la evasión fiscal.

En el caso de la Iglesia particular de Tijuana, Romo Muñoz y asociados plantearon una estrategia para llevar a cabo la obligación que tienen para con la secretaria de Hacienda y crédito Público. Se trata de que se va a crear una cuenta bancaria única en la que los párrocos de todas las comunidades de la diócesis van a depositar íntegramente sus limosnas, -cosa que francamente dudamos-, de manera que se haga una sola declaración desde la cual operaran con recurso de la diócesis.

Ante esta nueva propuesta podemos considerar algunos puntos:

1.      Romo no apuesta por lo correcto. Lo correcto sería que cada comunidad (parroquia) se constituya ante notario público como una persona moral, ya que Las Asociaciones Religiosas (AR) constituidas conforme a la ley, están reguladas en la Ley del impuesto sobre la renta, en el Título III, denominado “de las personas morales con fines no lucrativos”, es decir no son contribuyentes del I.S.R., por lo que cada comunidad tiene que tener un acta constitutiva donde coloque a un consejo parroquial constituido por laicos,  como representante legal, y se integre colegiadamente al párroco y/o vicarios. Por ende cada persona moral tendría su propia cuenta fiscal y declararía sus propios impuestos, pagaría un salario a sus empleados incluyendo a párroco y vicarios, les otorgue prestaciones como seguro social, infonavit, afore, etc.

2.      Romo no confía en las comunidades parroquiales, ni en su presbiterio. Ya que como sabemos piensa con el estómago y es susceptible a lo que sus consejeros entre los que se encuentra el buen “tino”, su chofer.  Por ende, la remoción abrupta de párrocos, las promociones de algunos allegados a Romo de puestos importantes de la diócesis, las rebeldías de sacerdotes que protestan por las injusticias que adintra de la diócesis se generan, entre otros muchos factores hacen que los datos que indicamos en el punto anterior sean difíciles de realizar.


3.      Romo debería de tomar la responsabilidad de los empleados de las parroquias. Actualmente las Secretarias, los sacristanes, vigilantes, albañiles, cantores, jardineros, cocineras, etc. Reciben una gratificación por sus servicios a las parroquias como se denomina en el ámbito eclesial, sin embargo no tienen ninguna prestación ni derechos, y a la hora que llega un párroco nuevo simplemente las despiden o les hacen la vida imposible hasta que los obligan renunciar. Así son de santos muchos sacerdotes en Tijuana, quienes no saben que muchas de estas personas dedican su vida a la iglesia, y no solo porque la ley lo marca sino por derecho humanitario deben de contar con prestaciones obligadas por la ley y deben de ser indemnizadas conforme a derecho. Por ello ante la nueva propuesta de Romo Muñoz, se debería de hacer responsable de otorgar a los empleados de las parroquias todas las prestaciones que la ley le marca y regularizar las condiciones laborales, si esto sucediera tendría que colocar alguien de su confianza en la junta de conciliación y arbitraje para que resuelva toda la problemática en cuanto a lo laboral se refiere.

4.      Romo no apuesta por los fieles, nunca lo hará. Como se señala en el primer punto, lo ideal es que cada comunidad (parroquia) sea una persona moral ante el estado mexicano. Esto comprende que un consejo parroquial constituido por laicos idóneos para la tarea, sean los representantes legales, el cual esté al tanto de las operaciones financieras, y decisiones que se tomen dentro de la comunidad, como remodelaciones, construcciones, eventos, contrataciones, despidos, adquisiciones, etc. Esto requiere no solo personas que escuchen al párroco sino que en conjunto decida junto con él, porque el dinero con el que se construye y/o se adquieren bienes inmuebles son por medio del recurso que la comunidad dona, el dinero no es del párroco, no le pertenece, esto ha sucedido así porque nunca ningún obispo ha podido poner orden. Sucede con frecuencia que cuando cambian a un párroco, éste se lleva hasta los focos de la casa parroquial, eso no es lo correcto, mucho menos que se lleve objetos sagrados como vasos sagrados, ornamentos, imágenes, sedes, ambones y hasta vitrales, ya que estos fueron comprados con dinero de la comunidad. Es por ello tarea del consejo vigilar esos bienes de la comunidad. 

5.      Los laicos no están preparados para estos cambios. La realidad de la mayoría de nuestras comunidades no hay gente preparada entre los laicos comprometidos, solo encontramos viejos dinosaurios a quienes vemos cada año en el plan pastoral en el gimnasio del instituto México. Se necesita no solo el compromiso y la buena voluntad que no dudamos que haya en la mayoría de estas personas. Sino la preparación para poder afrentar la no poca prepotencia y arranques de los párrocos, gente con la experiencia en administración y derecho. Esto suena imposible, pero estas mismas estructuras parroquiales las encuentras cruzando la frontera, en la diócesis de Sandiego.

Es verdad que nos encontramos en tiempos de cambios, y la realidad es que el agiornamento que solicito el papa Angelo Roncalli para la iglesia en el vaticano II aún está a medias tintas. Es tiempo que los laicos se enteren de las realidades de su comunidad, y es tiempo que los sacerdotes se coloquen en su lugar, no son amos y señores de las comunidades, son servidores y  dispensadores de los misterios de la fe, tampoco son dueños de las limosnas, sino administradores emergentes al no haber una estructura que vigile los bienes de cada comunidad, ya que párrocos y vicarios van y vienen, la comunidad es la que permanece.


Otra noticia es que desde el 2008 Romo Muñoz metió en problemas financieros a la diócesis, a causa de  por unos predios que adquirió en precios estratosféricos en un arranque de los que comúnmente tiene, sin haber escuchado a quienes en ese tiempo lo asesoraban. Ustedes recordaran el tiempo en el que se comenzaron a vender chocolates see´s para ayudar a la diócesis, y una rifa que se organizó de un automóvil, que al final gano un laico de estados unidos y no pudo llevarse el carro. Pues desde entonces la diócesis ha estado mal, y no ha podido repuntar. Es de extrañarse pues desde hace varios años a Romo le habían puesto el ojo desde Roma por no aportar durante varios años la parte que le correspondía al óbolo de san pedro (colecta que se realiza una vez al año para las obras de caridad del santo padre) aun a pesar de que esa colecta se solicitó con ese fin a los fieles año con año.